lunes, 18 de octubre de 2010

¿Qué hay debajo de mi cama?


Hace algún tiempo, cuando era niña y me iba a dormir, estiraba de las sábanas para taparme hasta las orejas y así sentirme más protegida de todo tipo de fantasmas o monstruos que podían entrar en mi habitación sigilosamente mientras yo dormía... o que se encontraban a tan sólo unos centímetros más abajo de mi pequeño cuerpo.
Hoy abro el canapé de mi cama y no veo ningún tipo de fantasmas o monstruos, pero sí veo guardados ciertos trastos aislados del resto de mi dormitorio. No, no son cosas que no utilice o que ya no me gusten y por eso las castigo a estar ocultas en esa peculiar mazmorra, no, simplemente me veo obligada a retenerlas alli por falta de espacio, ocultas pero seguras. En primer lugar me encuentro dos cajas de cartón, adornadas con cuadrados azules y blancos que se alternan, y que hacen juego con mi divertida colcha. Pero mis visitantes lo desconocen, a menos que un día decida darlas una tregua y sacarlas a la luz, donde todo el mundo pueda contemplarlas. Una de ellas guarda en su interior zapatillas deportivas, cómodas, del día a día. Blancas, azules marino, e incluso rosas. Me da lástima tenerlas allí, apartadas del resto de mis zapatos, pero no tengo otra alternativa. Al lado de esta caja, hay otra similar a ella, sólo que esta recoge algunas camisetas y jerseys de invierno de diversos colores y texturas, esperando a que llegue el tiempo adecuado para ver la luz.
Pegadas a ellas, encuentro dos amplias bolsas deportivas, una de color negro y la otra de color gris. Ambas son muy cómodas y prácticas, y pueden tener tantos usos como quieras: como bolsas de viaje, para el gimnasio, para los libros y apuntes de la universidad, etc.
Justo encima de estas bolsas, guardo otro abrigo para mi cama: mi suave edredón. Hace las delicias aquellas frioleras noches de inverno en las que sólo queremos encogernos en nuestra cama con cuántas más capas mejor.
Por último, mencionaré aquello que guardo con gran mimo y protección: mis cartas. Se trata de una bolsa blanca y una carpeta morada de pequeñas dimensiones que esconden en su interior un cúmulo de felicitaciones, postales y cartas escritas por grandes amigas, amigos, y otras personas especiales que desempeñan un papel muy importante en mi vida. Un conjunto de papeles que constituyen mi tesoro más preciado, y es por eso el motivo por el que se encuentran allí, ocultos y protegidos.
¡Qué contradictoria puede ser la vida! el hueco de debajo de mi cama ha pasado de ser lo que más me intimidaba y más insegura me hacía sentir cuando era niña... para ser el escondite más seguro que puedo encontrar para aquello que quiero proteger.

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