Hoy he quedado con Marta. Aunque en los últimos meses la he visto en algunas ocasiones, es cierto que la última vez que mantuvimos una conversación en condiciones fue en una calurosa tarde de Julio. Han cambiado tantas cosas desde entonces...
Hemos quedado para charlar y ponernos al día de todo, y, de paso, intentar retomar aquella relación de amistad tan sincera que algún día descuidamos. El reencuentro ha comenzado cuando me he dirigido a su casa para comer juntas. Ha sido divertido cocinar entre las dos, y mientras emergía un agradable aroma de la cacerola, ir haciéndonos algunas confesiones. En algunos momentos parecía que no hubiera pasado el tiempo, y que ayer mismo habíamos estado hablando horas y horas por teléfono como antaño.
Hemos quedado para charlar y ponernos al día de todo, y, de paso, intentar retomar aquella relación de amistad tan sincera que algún día descuidamos. El reencuentro ha comenzado cuando me he dirigido a su casa para comer juntas. Ha sido divertido cocinar entre las dos, y mientras emergía un agradable aroma de la cacerola, ir haciéndonos algunas confesiones. En algunos momentos parecía que no hubiera pasado el tiempo, y que ayer mismo habíamos estado hablando horas y horas por teléfono como antaño.
Ya una vez en la mesa, mientras disfrutábamos de los deliciosos macarrones, la conversación se puso seria, y tratando de explicarnos lo mejor posible, nos contamos cómo nos iban las cosas, qué había cambiado en nuestras vidas, nuestras ilusiones y metas... incluso nos intercambiamos algún que otro consejo. Fue muy reconfortante dialogar con ella.
Mientras me contaba alguna que otra anécdota graciosa, mis ojos recorrieron el espacioso salón: todo se encontraba igual a cómo yo lo recordaba. En ese momento, un sentimiento nostálgico invadió mi ser, ¿en qué preciso momento nos distanciamos? ¿por qué los seres humanos somos tan complicados? Sea como sea, hemos prometido retomar esa amistad que sobrepasaba los 15 años, y eso es algo muy positivo y esperanzador.
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